domingo, 2 de septiembre de 2012

Me gustan los estudiantes.

Por qué escribir siempre de mis compañeros?
Por qué escribir siempre de mis maestros?
Realmente porque es un placer saber que los músicos tenemos esperanzas comunes.

Pero también los músicos tenemos, a veces, urgencias comunes a todos los mortales.

Y esta reacción en bloque que acabo de percibir en un grupo de jóvenes alumnos, alrededor de su profesor;  de Bertrand, gran amigo y conocido de nosotros, me da fuerzas para pensar que las nuevas generaciones recién nos están haciendo comprender lo que es la solidaridad, lo que es actuar en conjunto.
Que tienen mucho por aprender; pero mucho que enseñarnos.
Que saben usar las redes sociales para causas nobles, también.
Que tienen el fuego que enciende las almas y las va llenando de calor, aún en esta noche fría.
Hoy, en la naciente Escuela de Música de la Católica, un grupo de chicos se atrevió. Qué importante!
Había que presentar algo y armarlo en tres días.
- Es urgente conseguir lo más que se pueda para el profe!
- Entonces hacemos una sucesión de mini conciertos!
Mucho movimiento por los pasillos entre clase y clase, coordinaciones por mensaje de texto.
Todos los conjuntos, bandas y solistas populares, estaban listos para tocar lo que mejor sabían, y dieron espacio a los "clásicos" para ser escuchados también, en respetuoso silencio.

Hoy probablemente Bertrand creía que nos necesitaba.
Pero todo es al revés: nosotros lo necesitábamos, como una excusa que se volvió en motivo real para unirnos, para mover cables, atriles, instrumentos, micrófonos; pero sobre todo corazones. Nos sentimos más humanos ahora que nos vamos a acostar tarde; pero felices de haber sido útiles con lo poco o lo mucho que hicimos.

Felicidades, chicos!
Gracias, Jean Luc por convocarnos. Nos moviste a todos con tu sensibilidad.
Ante estos hechos, mi alma se inclina y agradece al buen Dios que sabe guiar estos momentos.

A acostarse por hoy, que mañana hay que seguirla luchando.

Pilar Zúñiga.